ESPINO ALBAR, UNA
PLANTA RELAJANTE



En la
Antigua Grecia, esta planta era un símbolo de protección y de pureza. Por esta
razón era por la que se colocaba en el lecho nupcial y en las cunas para
expulsar los malos espíritus.
Sus
flavonoides, como el hiperósido y la vitexina, actúan como reguladores del
ritmo cardíaco disminuyendo las palpitaciones del corazón en personas con
ansiedad y nerviosismo. Además actúa de forma general sobre el sistema
circulatorio aumentando el flujo coronario y garantizando al músculo cardíaco
un aporte mayor de sangre oxigenada (prevención de anginas de pecho).
Por sus
propiedades cardiotónicas y su efecto vasodilatador, puede ser útil en caso de
arritmias cardíacas. Asimismo, permite suavizar los problemas asociados a la
angina de pecho gracias a su acción hipotensora.
Por otra
parte, el espino albar ejerce una actividad sedante del sistema nervioso
central, asegurando de este modo un notable efecto en los estados de ansiedad,
irritabilidad, nerviosismo y en los trastornos del sueño.

Al
contrario de lo que ocurre con los medicamentos de síntesis, el espino albar no
provoca dependencia, ni efectos secundarios (pérdidas de memoria, somnolencia
diurna…).